El objetivo de esta nueva guerra en Oriente Medio, de inimaginables consecuencias y para la que ya se ha iniciado la cuenta atrás, no es instaurar la democracia en Iraq ni proteger a sus minorÃas, como tampoco lo es preservar la seguridad regional o internacional.
EEUU y Gran Bretaña no han podido aportar evidencia alguna de que Iraq esté fabricando o disponga de armas de destrucción masiva, el principal argumento de la Casa Blanca para justificar este asalto final contra Iraq.
La amenaza de esta nueva guerra y la desinformación ocultan que Iraq es hoy un paÃs devastado por más de una década de sanciones económicas y agresiones militares continuadas: según datos de Naciones Unidas, en estos 12 años más de un millón de personas -de ellas, 800.000 menores de 5 años- han muerto a causa del embargo. Como reiteran expertos, funcionarios de Naciones Unidas e incluso miembros de anteriores Administraciones estadounidense y gobiernos británicos, Iraq no es una amenaza y ha cumplido sustancialmente las obligaciones que le fueron impuestas tras la Guerra del Golfo.
El objetivo de esta nueva guerra es someter definitivamente a Iraq tras 12 años de sanciones genocidas y, con ello, afianzar el control completo -polÃtico, económico y militar- del conjunto de la región, zona de dependencia energética de EEUU y sus aliados occidentales: tras Arabia SaudÃ, Iraq alberga las segundas reservas petrolÃferas del planeta.
No es casual que la previsión de una nueva guerra contra Iraq esté siendo precedida de la brutal escalada militar del gobierno Sharon contra el pueblo palestino, igualmente justificada como "lucha contra el terrorismo". Lo que se prefigura tras los sucesos en Palestina y la amenaza de ocupación de Iraq es la devolución manu militari del conjunto de la región árabe al más viejo orden colonial, cimentado en la supremacÃa estratégica de Israel y el sostenimiento en el poder de regÃmenes árabes encargados de gestionar el mercado petrolÃfero internacional y reprimir a sus pueblos.
EEUU pretende imponernos la lógica de que esta nueva guerra es inevitable. Pero nada puede justificarla, ni nada puede legitimarla, tampoco una votación en el Consejo de Seguridad, un organismo al que EEUU ha manipulado a su antojo durante esta década desbaratando con acciones militares unilaterales toda iniciativa de solución negociada de la cuestión iraquÃ.
_O se esta con EEUU. O se está en contra_, reemplazar al viejo enemigo comunista por uno nuevo: el terrorismo.
El presidente Bush precisó aún más su visión de la guerra contra el terrorismo, al señalar que entre sus objetivos no solamente se encuentran los terroristas y quienes los apoyen, sino también los regÃmenes hostiles que intenten desarrollar armas de destrucción masiva que amenacen a EE.UU. Y señaló a Irán, Irak y Corea del Norte como potenciales objetivos de futuras acciones militares, al alertar que dichos paÃses constituyen un eje del mal que plantea un grave y creciente peligro para EE.UU.
Un mundo transformado en un potencial escenario de la cruzada contra el terrorismo global, con desprecio a toda la humanidad y a sus creencias. Los _buenos_ ellos, _los malos_ todos los demas.
Pese a ello, a sabiendas de que la Administración Bush miente y de que la guerra solo sirve a los intereses hegemónicos de EEUU, aprovechando mezquinamente en beneficio propio la doctrina antiterrorista surgida tras el 11 de septiembre, el gobierno español ya ha anunciado que apoyará en cualquier caso la intervención militar contra Iraq.
El presidente Aznar cederá a EEUU el uso de las bases conjuntas en suelo español, que le son imprescindibles para perpetrar este nuevo crimen contra el pueblo iraquÃ. Siendo como somos mayorÃa quienes en el Estado español nos oponemos a la guerra, el reto que nos compromete de manera urgente es pararla esta vez antes de que empiece.
Si por la pasividad de no manifestar contundentemente nuestra oposición a cooperar en este ataque, éste se produjera. Los efectos previsibles aparte del derramamiento inútil de sangre humana podrÃa ser una desestabilización económica en todo el mundo, acompañada de una degradación mayor de los derechos humanos de la que ya somos testigos.
En nuestra provincia, la más militarizada y con la mayor tasa de paro de toda Europa, tenemos la base militar de Rota y Gibraltar que representan un peligro continuo por la posibilidad de accidentes nucleares o de otras clases, por lo que nos oponemos a su utilización, y pedimos su desmantelamiento.
Defendemos la verdadera democratización de la ONU, sin paÃses con derecho a veto, y que se platee verdaderamente la defensa de los interese de la humanidad: el hambre en el mundo, la deforestación, el cambio climático, de desertización, la feminización de la pobreza, salud en paÃses del Sur, etc. Reconvirtiendo todo el gasto militar en gasto social para los mas necesitados.
¡OTRO MUNDO ES POSIBLE!
PROVINCIA DE CÃDIZ CONTRA LA GUERRA
NOVIEMBRE - 2002
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