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¿Por qué somos violentos? Día internacional contra la violencia de genero En Julio de 1981 se declaró en Bogotá el Día Internacional contra la violencia hacia la mujer. Y el día elegido fue el 25 de Noviembre en recuerdo de las hermanas Mirabal, asesinadas violentamente a manos de la policía en la Republica Dominica, por ser activistas políticas, cuyos cadáveres destrozados aparecieron en el fondo de un precipio. Estas mujeres simbolizan desde entonces la lucha y la resistencia. El CGPJ cifra en 121 las muertes por Violencia de Genero en 2008 en España, una cifra escalofriante que no demuestra ni mucho menos el total de agresiones y malos tratos que se producen a diario. La violencia de genero, como cualquier otro tipo de agresión, nace en los pensamientos. Por eso hemos querido basar este articulo en el libro titulado “Yo,yo,yo. La araña en la tela de araña�, del que hemos extraído los siguientes párrafos que confiamos puedan dar luz en un comportamiento lamentablemente extendido y que dice poco y mal de nosotros como especie. ¿Cómo protegerme, cómo conseguir que la violencia de mi entorno no llegue a afectarme, bien sea en mi familia, en mi trabajo, en la sociedad? Existe una ley física que afirma que cosas similares se atraen al igual que el sonido de una nota música hace vibrar la cuerda del instrumento sin tocarla. De igual modo estamos expuestos a la violencia de otros, si en nosotros, ya sea tan sólo en sentimientos o pensamientos, llevamos reproches, odio, enfados, situaciones que no hemos perdonado o por las que deberíamos disculparnos, es decir en nosotros llevamos algo análogo aunque quizás nos mostremos como personas pacientes y buenas, por dentro “vibra� la violencia. Esta es la ley de la analogía. Quien la entiende, tanto sea hombre como mujer y empieza a trabajar en sí mismo liberándose de ello, tiene la protección más eficaz. En el libro “Yo, yo, yo. La araña en la Telaraña�, encontramos el siguiente parrafo: Muchas veces escuchamos «Sí mi mujer, mi marido, mi suegro o mi compañero de trabajo me crispan hasta el último nervio, haciéndome enfadar, ¿soy yo acaso el responsable de mi enfado? Sin embargo debería preguntarse a usted mismo: ¿Por qué el umbral de irritación de mi enfado es tan bajo que mi prójimo puede afectarme hasta en el último nervio? La respuesta es porque tenemos analogías en nuestra alma y en nuestro consciente y subconsciente, que son parecidas a las de la persona que nos provocó enfados, o aún nos los provoca.» Son ocasiones que nos regalan los días para conocernos mejor a nosotros mismos y si queremos y tan siquiera nos atrevemos a pensar que podemos tener alguna similitud, afrontar aquello que se mueve dentro de nosotros. Un momento de reflexión en el día, una oración de petición de ayuda a Cristo, puede darnos la pista, y así la oportunidad de evitar males peores. Vida Universal José Vicente Cobo 45277997j www.editorial-la-palabra.com