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4 DE DICIEMBRE, EL DIA DE UN PUEBLO Cuando el 4 de diciembre de 1977, miles de andaluces y andaluzas salieron a la calle para protestar contra el estado de abandono y postración en que la España, una, grande y libre, heredera de la dictadura, tenía sometida a Andalucía... Cuando gritamos hasta quedarnos roncos, pidiendo libertad y Estatuto de Autonomía... Cuando la sangre de un andaluz regó las calles de Málaga... Poco podíamos sospechar que veintiséis años después, una vez conseguida la autonomía que tanto anhelábamos y con un partido socialista y obrero dirigiendo los destinos de Andalucía durante todo este tiempo, nuestra nación iba estar en el mismo lugar, con el mismo abandono, con la misma frustración y la última en todos los parámetros de bienestar, trabajo, cultura, educación, medio ambiente, sanidad... y que nuestro sentimiento como andaluces iba a retroceder hasta límites cercanos a los del pueblo que hace siglos gritó "vivan las caenas". Este pueblo previsible, maniatado, adormecido, anestesiado, que no preocupa al poder porque es incapaz de luchar por sus derechos y que se conforma con las migajas de lo que sobra en otras autonomías, tiene que dar un golpe muy fuerte encima de la mesa para dejar claro que se equivocan. De que tenemos el valor suficiente para luchar por nuestro futuro sin que nadie nos lo construya, de que creemos en nosotros mismos, de que podemos hacer nuestro propio proyecto para llevar a Andalucía a los lugares más altos de Europa. Hoy, al igual que todos los 4 de diciembre, también queremos manifestarnos. Y decir que esta autonomía no es aquella por la que luchó tanta gente, la que nos ilusionó, la que nos hizo salir a la calle en momentos difíciles, tan difíciles como los que ahora vivimos. Que un pueblo, cuando no avanza, retrocede. Y queremos manifestarnos ante el poder para que sepa que se equivoca, que cuando cree al pueblo andaluz "cautivo y desarmado" se puede encontrar con que todavía podemos salir a reclamar lo que nos pertenece. Y que vamos a hacerlo. Pretenden convencernos de que un futuro deslumbrante nos vendrá de afuera envuelto en un revoltijo de estrellas mezcla de la U.E. con los EE.UU., pero también se equivocan. No queremos que nadie nos dicte el futuro. Mejor o peor, estamos dispuestos a construirlo nosotros mismos: El pueblo andaluz. No queremos caciques disfrazados con trajes de pana, ni nuevos mesías que vengan a salvarnos, ni líderes carismáticos hablando en castellano para decirnos las mismas mentiras de siempre. El presente lo trabajamos nosotros y el futuro lo diseñamos nosotros. Y para que ese futuro comience hoy, tenemos que dejar muy claras las cosas y hablar muy fuerte para que nos entiendan. Tan claras y tan dignas como la contestación del jornalero al señorito que le daba un duro para que votara a su partido: "En mi jambre mando yo". Y tan fuertes como gritaron los jornaleros andaluces hace ya muchos años: "Viva Andalucía Libre".