[ Ampliar noticia | Pon un comentario ]

Tan hipócrita mesura, que incluso se olvida de la esencia; de la felicidad, de la "igualdad", así como de la flexibilidad. Convertido en rehusor de su propia infancia, traicionó a su conciencia al olvidar su esencia. Convertido en rehusor de su propia infancia, ignoró esa etapa de felicidad altruista, cual hizó que compartieras y pensases imparcialmente. La niñez, ya desnuda, yace al filo de la vejez. Vejez desnuda, la cual, revestida con ropajes de experiencias, se torna a modo de metamorfosis, poniendo el punto final al brío juvenil. Su infancia desmedida, libre y sencilla, hizo que su mayor preocupación fuera la calle. Y yo ahora me pregunto, esos que crecieron entre plazuelas, parques y portales, ¿Diganme porqué? Respondan... No mediante el uso de su autoridad, sino de la razón y desde el apoyo. Sin imposición y sugiriendo, lejos de la soberbia característica. Díganme: ¿Por qué entonces ejercen sobre nosotros una superprotección desmensurada? ¿Por qué se quejan del interés de los niños si no nos dejan explorar? Vemos pues, que cambia la realidad de hogaño, con respecto a la de antaño, así como el rol social. ¿No se dan cuenta que vivo de experiencias que no aún siendo vividas por mi repercuten sobre mi, creando rejas sobre las adversidades y problemas de los padres? Dejen las maquinitas, socialicen a los niños, dejen que vivan y que decidan. Recuerda, los niños son lo que son por la influencia de sus padres, de sus hábitos y de sus caprichos. Por tanto antes de arremeter contra la juventud en cuestiones de responsabilidad, arremetan contra sus padres, profesores, abuelos o maestros pues son los que constituyen en si la esencia del niño. A modo de crítica podré asentir; Algunas veces, Para los mios, es más importante la compostura que el sentido de vivir.