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¿Un año nuevo más feliz? Si no se repite el viejo Un nuevo año esta ante nosotros y la Navidad es ya algo lejano. Las postales con deseos de un “próspero año� se han olvidado, porque un somero balance del año pasado produce más bien un efecto contrario. Muchos califican a los medios de comunicación como catastrofistas, pero lo que se vive es dramático y no sólo en Haití. Tan sólo en �frica mueren anualmente 2,2 millones de personas de SIDA; 1,4 de infecciones pulmonares; 2,4 de malaria; 700 mil de afecciones intestinales; 600 mil por enfermedades que se podrían evitar con vacunas, a lo que se unen los que fallecen por guerras, desnutrición o por vivir en condiciones infrahumanas. Además cada 5 segundos muere un niño de hambre. Que en 2009 murieran “sólo� unas 12.000 personas a consecuencia de catástrofes naturales (la cifra más baja de los últimos 20 años, en comparación a las 240 mil víctimas de 2008) no es motivo para tranquilizarse, puesto que el creciente deshielo de Groenlandia se acelera, pronosticándose una subida de unos 7 metros del nivel del mar. Entonces ¿para quien será un Feliz Año? Muchos se preguntan por qué Dios calla y no comprenden cómo las iglesias no dan respuestas convincentes. El sólo rezar no les trae soluciones, ni tampoco las ceremonias y discursos teológicos. Muchos se preguntan por qué la iglesia no reconoce que con haber dispuesto que la voz profética terminó con la venida de Jesucristo, cortó al mismo tiempo el diálogo directo que Dios tenía con sus hijos a través de sus profetas. Que la jerarquía eclesial en los últimos 2000 años perdió con ello definitivamente ese contacto con el mundo divino, lo demuestran los hechos de la historia, tal como lo ha documentado el historiador alemán Karlheinz Deschner. Y sin embargo todo aquel que sienta que es imposible que el Creador haya abandonado a sus hijos y desee descubrir de forma independiente la mordaza impuesta por la tradición eclesial, puede descubrir que Dios habla y ayuda en este tiempo, aunque no dentro de la institución eclesiástica. En la oferta dada por la profecía del tiempo actual, lo que prima es la libertad de decisión y el libre arbitrio de cada uno, bajo el lema: “quien quiera creer que lo crea y quien quiera dejarlo que lo deje�. Para aquel que se atreva a ello más con el corazón que con el intelecto, sí podrá ser el comienzo de un Año Nuevo realmente feliz. Vida Universal José Vicente Cobo 45277997 j www.vida-universal.org