Se podrÃa afirmar sin miedo a equivocarse que los sacramentos de la iglesia solo sirven para la salvación de aquellos que permanecen dentro de ella. Esta es una afirmación extensible a todas las sectas. Asà mismo con las buenas obras y el servicio militar de la vida cristiana se alcanza la recompensa eterna. Esta es la ley válida de la iglesia
La connivencia iglesia-estado ha convertido la vida
en un infierno
Se podrÃa afirmar sin miedo a equivocarse que los sacramentos de la iglesia solo sirven para la salvación de aquellos que permanecen dentro de ella. Esta es una afirmación extensible a todas las sectas. Asà mismo con las buenas obras y el servicio militar de la vida cristiana se alcanza la recompensa eterna. Esta es la ley válida de la iglesia
Comer carne y matar como soldados son algunos de los valores eclesiásticos para una autentica vida cristiana. Asà lo prescribe la iglesia y lo practica desde hace siglos. La iglesia hizo calumniar, perseguir, matar y exterminar a todos los verdaderos seguidores del Nazareno que vivÃan al margen de la iglesia. A todos lo que querÃan una vida diferente a la preestablecida por la iglesia y tal como lo enseñó el mismo Jesús de Nazaret. Ese fue y es el talante eclesiástico institucional, es decir, su ética y su moral. Esa es la dichosa tradición católica.
Ya desde los primeros siglos, los seguidores de Jesús de Nazaret quienes eran vegetarianos (en caso contrario no hubiesen sido aceptados en las primeras comunidades cristianas), fueron perseguidos y eliminados, también estigmatizados como herejes, torturados, quemados, esclavizados y aniquilados a miles.
Se trataba de comunidades cristianas como las de los maniqueos, bugomilos, pauliquianos, valdenses, cátaros y husitas. Se trataba de personas como Marquion, Montano, Maximila, Priscila, Mani, OrÃgenes, Juan Hus, Jordano Bruno, Savonarola y muchos otros sinceros seguidores de Cristo a quienes la iglesia asesinó simplemente como herejes. Personas todas ellas que se esmeraban en dejar resucitar en sà a Jesús de Nazaret, a seguirle a El con los hechos en total libertad y firmemente decididas a hacer realidad en la vida diaria sus conocimientos espirituales sobre la vida.
Pero una y otra vez la despiadada, la implacable y poderosa competencia religiosa, la mortal cohabitación entre la iglesia y el Estado, que a sangre y fuego y con la enseñanza ideada por los sacerdotes basada en la condenación eterna, convirtió en un infierno la vida terrenal de los seres humanos. Hasta en nuestra historia más reciente una casta sacerdotal agresiva aguijoneaba a determinados pueblos para que procedieran contra las minorÃas y contra otros pueblos. Mientras la curia gritaba.: “Dios asà lo quiereâ€. A sangre y a fuego, con matanzas y asesinatos, con torturas y esclavización, a golpes sometieron durante siglos a los pueblos y les inculcaron lo contrario de lo que trajo y enseñó Jesús de Nazaret el maestro del pacifismo: el amor al prójimo, el perdón, la paz, la justicia, la hermandad y la unidad.
Emisor Tierra y hombre
José Vicente Cobo
45277997j
www.erdeundmensch.tv
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